La sociología como discurso científico aparece, de la mano de Augusto Comte en el siglo XIX, para recomponer el orden social perdido por las revoluciones acaecidas.
Había que construir un discurso del orden que fuera rápidamente asimilable y que contribuyese a eliminar la incertidumbre que producían esas revoluciones.
Es por eso que se toman los métodos de las ciencias naturales para poder naturalizar y establecer que, las nuevas relaciones sociales que el capitalismo imponía (producir cuerpos libres para poder ser explotados para la extracción de plusvalía: la clase obrera, los explotados), sirviesen para que, la burguesía triunfante tuviera la pata que necesitaba para poder desarrollarse.
Docilizar cuerpos, dividir, clasificar, compartimentar, imponiendo la dominación del hombre por el hombre en nombre de las leyes de la naturaleza.
Así Comte, Spencer, Mill, Tocqueville, Saint Simon colaboran en este sentido para que el discurso comience a circular y que las estructuras sociales se comiencen a vislumbrar como efectos de las leyes de la naturaleza y puedan así ser consideradas como leyes dadas de una vez y para siempre.
Han pasado ya dos siglos y todavía hoy hay quienes creen en ese discurso naturalizador de las Ciencias Sociales y quienes lo promueven.
Carlos Marx ha aparecido, en aquel momento histórico, en la producción de las ciencias sociales para insurreccionar los saberes establecidos por la academia sociológica del momento.
Todos sabrán las persecuciones de las que él fue objeto y sujeto.
Su discurso y su método, aunque impregnados por el discurso positivista de la época, producto del momento histórico en el cual produjo (en lenguaje vulgar no se puede pedir peras a un olmo), descubrió el síntoma del capitalismo y en función de ello luchó para expandir y hacer circular lo que él analizó como t; y actuó políticamente para derribar las nubes que velaban las cabezas de los explotados.
Claro imaginen que la clase dominante de la época y sus medios de difusión no permitirían, tal cual pasa hoy, en los diarios, TV, listas de emails, etc. que su discurso llegara hasta el último y más recóndito lugar del mundo o al menos de Alemania, Inglaterra y Francia.
Mucho tiempo después aparece un filósofo que analiza las relaciones de poder, y construye conceptos o reutiliza y reapropia algunos ya circulantes, y nos dice que las relaciones de saber poder instauran discursos que provocan efectos de verdad en la sociedad. Y por otro lado apuesta a la insurrección de los saberes como forma de resistencia a la docilización impuesta por los discursos dominantes.
Había que construir un discurso del orden que fuera rápidamente asimilable y que contribuyese a eliminar la incertidumbre que producían esas revoluciones.
Es por eso que se toman los métodos de las ciencias naturales para poder naturalizar y establecer que, las nuevas relaciones sociales que el capitalismo imponía (producir cuerpos libres para poder ser explotados para la extracción de plusvalía: la clase obrera, los explotados), sirviesen para que, la burguesía triunfante tuviera la pata que necesitaba para poder desarrollarse.
Docilizar cuerpos, dividir, clasificar, compartimentar, imponiendo la dominación del hombre por el hombre en nombre de las leyes de la naturaleza.
Así Comte, Spencer, Mill, Tocqueville, Saint Simon colaboran en este sentido para que el discurso comience a circular y que las estructuras sociales se comiencen a vislumbrar como efectos de las leyes de la naturaleza y puedan así ser consideradas como leyes dadas de una vez y para siempre.
Han pasado ya dos siglos y todavía hoy hay quienes creen en ese discurso naturalizador de las Ciencias Sociales y quienes lo promueven.
Carlos Marx ha aparecido, en aquel momento histórico, en la producción de las ciencias sociales para insurreccionar los saberes establecidos por la academia sociológica del momento.
Todos sabrán las persecuciones de las que él fue objeto y sujeto.
Su discurso y su método, aunque impregnados por el discurso positivista de la época, producto del momento histórico en el cual produjo (en lenguaje vulgar no se puede pedir peras a un olmo), descubrió el síntoma del capitalismo y en función de ello luchó para expandir y hacer circular lo que él analizó como t; y actuó políticamente para derribar las nubes que velaban las cabezas de los explotados.
Claro imaginen que la clase dominante de la época y sus medios de difusión no permitirían, tal cual pasa hoy, en los diarios, TV, listas de emails, etc. que su discurso llegara hasta el último y más recóndito lugar del mundo o al menos de Alemania, Inglaterra y Francia.
Mucho tiempo después aparece un filósofo que analiza las relaciones de poder, y construye conceptos o reutiliza y reapropia algunos ya circulantes, y nos dice que las relaciones de saber poder instauran discursos que provocan efectos de verdad en la sociedad. Y por otro lado apuesta a la insurrección de los saberes como forma de resistencia a la docilización impuesta por los discursos dominantes.
Las Ciencias Sociales deben insurreccionar los saberes y no ser la pata progresista de gobiernos corruptos, abriendo cartas, apoyando leyes de difusión para beneficiar a multinacionales y llevando a una comunidad académica a la payasada de una elección de fantochada, con nombres de pacotilla (en todas sus acepciones y modismos), y con profesores docilizados que cuando les cierran la posibilidad de expresión en medio de un proceso electoral, hacen como si nada, cierran sus ojos, sus computadoras y van a votar lo que le dicen en pos del reparto de las migajas que deja derramar la gerencia en el poder de las multinacionales expropiadoras de saberes y fuerza de trabajo, poniéndoles una zanahoria delante de sus narices, en el contexto de una argentinidad vapuleada por años y años de saqueo y desarme intelectual.
Por eso es que declaro a la Sociología en lucha para insurreccionar los saberes y sacar a nuestros “intelectuales” del adormecimiento producido por tanta gubernamentalidad neoliberal. Dejen de llenar formularios y salgan de sus mesas redondas a la lucha.!!
Por eso es que declaro a la Sociología en lucha para insurreccionar los saberes y sacar a nuestros “intelectuales” del adormecimiento producido por tanta gubernamentalidad neoliberal. Dejen de llenar formularios y salgan de sus mesas redondas a la lucha.!!
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