Una vez más J.J Abrams y su discurso crítico sobre las relaciones sociales.
La segunda parte de Over there abre la condición de posibilidad de pensar que no estamos solos en el mundo cuando decimos que somos productos construidos por las condiciones de existencia, las relaciones sociales y que no hay nada del orden de "lo real". El discurso es performativo de nuestra subjetividad. No hay relaciones de parentesco que sean naturales por llevar la misma sangre.
Una mirada filosófico social
Que nos muestra este último capítulo de Fringe a través de sus personajes.
No hay nada idéntico por sólo parecer. Lo que aparece puede ser idéntico pero lo que es no es lo que aparece.
Se presentan dos mundos alternativos que en apariencia son iguales y tiene los mismos habitantes, hasta con los mismos nombres. Pero hay algo que los distingue y son el discurso y las prácticas que desde su nacimiento les fueron inscribiendo en sus cuerpos quiénes son. ¿Cuál es el real: el de este mundo o el del mundo alternativo? Ambos y ninguno a la vez, depende. Y en ese depende está la fisura que nos muestra que nosotros individuos somos un nudo de relaciones de saber poder que nos hacen ser como somos a pesar de nosotros mismos.
Es por ello que hoy el discurso positivista se cae a pedazos cuando intenta demostrar que hay una objetividad, una verdad que es eterna y parecida a sí misma con sus leyes inmutables. Esto es pura ficción al igual que lo que llamamos realidad.
Peter Bishop nació en el mundo alternativo pero desde pequeño vivió en nuestro mundo, fue construido a partir de las relaciones de saber poder (discurso) que lo performaron como hijo de Walter Bishop (no del secretario). Él tuvo la posibilidad de estar en los dos mundos. En el que todos diríamos que es el "suyo", lugar donde nació, su patria no reconoció ningún tipo de pertenencia, aunque el mundo alternativo aparecía a primera vista tan igual como este, salvo por algunas diferencias, la "diference".
Al estar frente a Olivia alternativa hablando de la Olivia de este mundo se dio cuenta que por más que aparecieran como lo mismo, no lo eran, y no lo eran en sentido profundo. Y ese sentido está dado por las relaciones sociales de consumo producción: de cuerpos, de discursos.
Por eso si le preguntáramos a Peter Bishop qué es la realidad, y si fuera argentino qué es la argentinidad seguramente respondería: no existe. Porque para él su padre (el secretario) no existe; y sí es su padre Walter Bishop que según el discurso del positivismo (vía análisis de ADN) diría no es verdadero.
¡Excelente análisis y conclusión! No tengo idea de Abrams y sus muchachos han leído a Foucault, Deleuze, o Agamben, pero que la trama de la serie porta ese discurso filosófico no me queda ninguna duda. Muy bueno lo de preguntarle a Peter sobre la argentinidad.
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