Cuando entramos en el dispositivo médico, allí nuestro cuerpo pasa a formar parte de un tipo de relación de saber poder que nos ubica en una situación de violencia simbólica fuerte.
Hay otro, otro, el médico, que nos dirá cómo seguir adelante con nuestra vida, que tal vez en este momento sea nuda, por el solo hecho de estar allí solos a disposición del régimen de veridicción de un otro supuestamente habilitado por un discurso históricamente situado que hoy en detecta ciertas enfermedades y no otras.
El otro día sometida a una de estas relaciones pudo experimentar cómo mi cuerpo era una mercancía en esta relación establecida dentro del capitalismo MEDICO DIAGNOSTICADOR -MEDICINA PREPAGA- LABORATORIOS . Una combinación nefasta, en la cual nosotros estamos perfromateados a colocar nuestros cuerpos en disponibilidad.
Hice algo que un "paciente" ( que definición, no ? ) no debía hacer confrontar al médico con el laboratorio por teléfono y que ellos tuvieran que exponerse a lo que me decían a mí que el otro hacía mal.
El punto es que por supuesto ambos se lavaron las manos y el médico "muy molesto" me echó del consultorio. Cómo volver a verlo la próxima, no ?
Salí y pensé: mi cuerpo pura mercancía para este tipo que trabaja de hacedor de pedidos de estudios "raros" para sostener su salario, su curriculum y el edificio de tratamientos específicos de una parte del cuerpo, tremendo edificio puesto a full.
Mientras tanto me deja con una sensación equívoca sobre la medicina actual que no es un apostolado sino una máquina de prevenir para facturar . En la facturación están en puja las medicinas prepagas u obras sociales y las empresas que comercian con la salud ( lugares especializados de distintas partes del cuerpo, laboratorios, farmacias, etc.) cada uno luchando por su cuota de ganancia.
Mientras tanto nuestros cuerpos sometidos una vez más a relaciones puramente mercantiles donde somos un otro que sólo implica $.
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