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miércoles, 9 de marzo de 2011

El cuerpo flexible: Hombre - Mujer - Transgénero


Retomando el tema del cuerpo. Cuando nacemos lo primero que se dice a una madre es el sexo del bebé que ha nacido. Algo sorprendente cuando uno comienza a reflexionar sobre las cuestiones de género. Desde ese momento en que asomamos al mundo hay alguien que viene de afuera con un discurso normalizador y nos nombra como mujer o varón.

A partir de allí una infinidad de prácticas comienzan a desplegarse para construirnos socialmente como tal mujer o tal varón. Nos hablan y nos hacen hablar, nos visten y nos hacen vestir, juegan con nosotros y nos hacen jugar como eso que se determinó que teníamos que ser. Somos construidos como varones o mujeres. Nuestro cuerpo en su flexibilidad comienza a comportarse como lo que nos hicieron practicar. Un conjunto de sistemas prácticos repetidos una cierta cantidad de veces en el tiempo termina constituyéndonos en lo que señalaron que éramos el día que nacimos.
Pero respecto de esa flexibilidad es que nuestro cuerpo puede ser transpuesto a partir del desarrollo de otras prácticas que algunos eligen para negar lo que les dijeron que deberían ser y en esa superación construirse como un otro.

Así es como el participante de GH2011, Alejandro Iglesias eligió desarrollar otras prácticas para deconstruirse como lo que quería dejar de ser Silvia y transponerse a Alejandro. Se transgeneró a partir de ciertas prácticas desde la ingesta de testorena, hasta vestirse como varón e ir al gimnasio para cambiar su estructura corporal.

Así el cuerpo como objeto construido pone en cuestión a los discursos sobre la naturaleza humana, la ontología del ser y la cuestión de género. Hoy está todo puesto en cuestión. Y siguiendo a Beatriz Preciado tal vez estemos atravesando una etapa de transición donde quede abolida la distinción hombre mujer y pasemos a una nueva configuración de transcuerpos, tecnocuerpos que vendrían a romper el binomio hombre mujer impuesto por el discurso de la modernidad.

Invito a leer la entrevista a Beatriz Preciado.
Entrevistas - 02/04/2008 9:48 - Autor: Victor M. Amela - Fuente: La Vanguardia

Tengo 37 años. Nací en Burgos y vivo entre París y Barcelona. Soy filósofa y enseño Teoría del Género en la Universidad de París VIII. Vivimos juntos mi novia, una perra bulldog, un gato y yo. No quiero reproducirme. No creo en la nación ni en Dios. Mi perra se llama Pepa.

¿Es usted hombre o mujer?

Esta pregunta refleja una ansiosa obsesión occidental.

¿Qué obsesión?

La de querer reducir la verdad del sexo a un binomio.

¡Es que hay hombres y hay mujeres...!

Yo dedico mi vida a dinamitar ese binomio. ¡Afirmo la multiplicidad infinita del sexo!

"Hay tantos sexos como personas", dice un amigo mío. ¿Sería eso?

Sí, me gusta. Eso de hombre y mujer son construcciones culturales. Así pues, tampoco hay homosexuales y heterosexuales.

En tal caso, ¿qué hay?

Un transgénero pansexual. En caso de que hubiera que definirse, así me definiría yo.

Pero hay vaginas y penes, hay tetas y testículos, hay estrógeno y testosterona...

Sí. ¿Y?

Que eso no es cultura, ¡es biología!

Esgrimir rasgos anatómicos (o bioquímicos) para fijar identidades sexuales ¡es cultural! Hasta 1868, por ejemplo, no hubo heterosexuales y homosexuales.

¿Ah, no?

Son términos formulados por Kertbeny. Antes había prácticas sexuales varias. Médicos y juristas parcelaron nuestra anatomía igual que los teólogos hacían con la divinidad.

¿Con qué criterios?

Visuales, en principio: el aspecto anatómico discriminaría hombres y mujeres. Y si algún cuerpo no encajaba bien como uno u otra, era un monstruo, una patología.

¿Eso está superado?

Mire a mi amigo Thomas Beatie... Él expresa que esa idea del sexo como binomio es sólo una falsilla, que "el sexo" no existe.

¿Se refiere a ese hombre embarazado?

Ese cuerpo que la vista condicionada definiría hombre de pelo en pecho... con su vistoso embarazo que definiría de mujer.¡Es sólo mi amigo dinamitando el dichoso binomio! Thomas se siente hombre (tomó testosterona y se extirpó los pechos) pero mantuvo órganos reproductores con los que concebir un hijo por inseminación. ¡Es estupendo!

Lo cierto es que Thomas nació mujer.

Nació biomujer. Es biomujer la asignada mujer al nacer. Y es tecnomujer la que se asigna mujer a sí misma, usando técnicas para ello.

Así, Thomas es un tecnohombre...

Sí, con su transcuerpo.

Y mucha ingeniería química mediante.

¡Menos de la que usan cada día millones de mujeres en todo el planeta! La píldora - inventada para reducir la natalidad de los negros en Estados Unidos- es un cóctel químico que construye hoy a la mujer.

¡Liberó la sexualidad de la mujer!

En cierto modo… También inhibe su libido. Lo cierto es que la feminidad, desde la píldora, es una ficción. La píldora ¡finge menstruaciones! La feminidad es hoy una construcción biotecnopolítica: una suplantación hormonal de los 12 a los 50 años. La biomujer es hoy tecnomujer,es ya transexual.

¿Qué dicen las feministas de esto?

No les gusta oírme. Pero les sugiero la reflexión de que la píldora es la sustancia más vendida de toda la historia de la humanidad... y motor de la industria pornográfica. Ha permitido que el sexo genere más capital que la reproducción, ha lubricado nuestro biocapitalismo farmacopornográfico.

¿Bioca... qué?

Estamos en un capitalismo en que los fármacos generan beneficios millonarios mediante la pornografía para el ojo masculino..., que es también otra invención cultural.

¿Y qué ojo tiene usted?

Yo, al estilo drag king,expropio los códigos de la masculinidad, desde los indumentarios (corbata, traje oscuro...) hasta los bioquímicos (testosterona).

¿Toma usted testosterona?

Sí, en forma de gel. Aplicado en la piel, el testogel es absorbido e incorporado al torrente sanguíneo.

¿Con qué efectos?

Siento más fuerza física, más hambre, más libido, más excitación genital, más ganas de caminar, más músculo y menos grasa... Eso sí, tengo que eliminarme el vello. Al verme, la gente se pregunta: "¿Qué es, un tío o una tía?". ¡Generar esa pregunta me interesa!

¿También usted querrá tener hijos?

No me apetece reproducirme. En todo caso, adoptaría a un niño con síndrome de Down.

¿Qué le dicen sus padres, Beatriz?

Han llorado lo suyo... Yo, en Burgos, me hubiese muerto o me habrían encerrado: sobreviví largándome a París. He ido instruyendo a mis padres, van entendiendo cosas... Me interesa. Con mi madre mantengo charlas que enloquecerían a Almodóvar...

¿Le sorprendió la ley española de matrimonio homosexual?

España es medieval y nórdica a la vez. Pero reproduce la convención: yo preferiría abolir el modelo del matrimonio, ya obsoleto.

De niña, en el colegio, ¿a usted le gustaban los niños o las niñas?

Nunca me sentí chica, pero tampoco chico. Tuve ligues con niñas, estaban más disponibles. Me gustaban los juegos de niños, eran más divertidos. A mí, la verdad, me gustaba todo: ¡esa avidez es lo que me caracteriza! Me tildaban de "marimacho", es el precio...

Su sociedad le proponía una identidad.

La sociedad propone unos precipitados de identidad, cada individuo asume uno... y acabas pensando que eso eres tú. Y no.

¿No? Entonces..., ¿qué soy yo?

Es una pregunta ociosa y viciosa: pregúntate mejor qué procesos te han llevado a pensar "yo soy esto"


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